Ernesto es un niño de 10 años, vive en una comunidad rural llamada La Providencia, calle Chiripa sin número.
Juega con sus amigos, al fútbol, a las escondidas, a las canicas, trompo, balero, pero tiene su caja secreta; en donde guarda cosas para observar con su lupa en los días de lluvia.
Armado con una lupa, comprada en el mercadito del viernes, todo pasa a revisión.
La casa de sus Bisabuelos Ignacia y Timoteo (Nacha y Mote de cariño), es grande, tres recamaras, un comedor muy largo, pero la cocina es pequeña con su fogón. Con olor a leña, tortillas de comal, frijoles, huevo, atole, Neto asiste con frecuencia para hacer preguntas a su bisabuela, y sobre todo conocer el secreto de la hora.
“Mote”, grita la bisabuela, ¿Qué hora es?; con su mirada cansada, el alto señor voltea su cara al cielo y dice “las 10”, “gracias” responde su esposa.
Llegados al rancho después de casarse en el templo, en mil novecientos y algo, platican, sobre la Revolución, Brujas en el cielo ( luces rojas), Nahuales, tesoros, lluvias, enfermedades, saben de corrientes de aire, quitar el empacho, lo embrujado, mal de ojo, limpias con zacate y Pirul.
“Mote”, bisabuelo, ¿Cómo sabes la hora?, pregunta Neto intrigado; la respuesta lo confunde más, “ahí, ahí, lo dice el sol, las 11:20”, encandilado por mirar al astro rey, y no ver nada, frunce el ceño, se enoja y parte Neto a pensar cómo hacerle.
Un día, de esos aburridos, tarde asoleada, con mucho calor, sin ganas de jugar, buscó Neto una sombra, con el fin de ver pasar el resto del día. Un tejado que sobresalía de una casa cerca del kiosco, con banca de cemento afuera, lugar perfecto para sentarse, y así sucedió; pero las ventanas dan hacia la calle y estaban abiertas.
Doña Elisa, señora muy buena gente, cocinaba excelente; si había boda, preparaba toda la comida; pollo, carnitas, birria, menudo, barbacoa, lo que fuera.
Neto, llega sin hacer ruido y se sienta, escucha algo que le llama la atención, voces, música, insectos; se levanta poco a poco, y puede ver por la ventana un documental sobre insectos letales, forma de vida, defensa, enemigos y migración.
La tarde se hace nada, el programa de dos horas, fue increíble, va anocheciendo y es hora de regresar a casa, termina el documental, corre a casa, rápido, veloz, brinca, “con permiso”, “perdón”, “voy”, esquivando personas, llega antes de que den las campanadas de las 8 pm.
“A cenar”, está bien responde Neto, a tiempo.
Al día siguiente cambia el campo de fútbol, por un baldío para buscar chapulines, hormigas, gusanos quemadores, catarinas, escarabajos, mayates, libélulas, mariposas, moscas, lagartijas, etc.
Pasaba las tardes observando en silencio, el ecosistema, su funcionamiento, la cadena alimenticia, identificando huellas de animales pequeños.
Hasta que un día, una tarea escolar, nada aburrida y larga: “Construir un insectario, tienen 15 días para traerlo y explicarlo”.
Neto, no podía creerlo, algo interesante para hacer. Un regreso a casa largo, pensando cómo hacerlo, “ya está, el sábado” pensaba en voz alta.
El sábado amaneció muy nublado, con viento, y al medio día, una gran lluvia, “mala suerte” pensaba Neto.
Pasó el día con lluvia, relámpagos, truenos, viento, y anocheció igual.
Desanimado, Neto se fue a dormir, pensando que hacer.
Domingo día de asistir a los deberes religiosos, camino al Templo, observó en el piso, un insecto muerto, “Un escarabajo estercolero” dijo en voz alta, “¿cómo sabes?”, he estado leyendo por las tardes.
Terminó los oficios religiosos y se dirigió rápidamente a su casa por frascos para poder recoger cuanto insecto encontrara.
En una tabla, la forró con papel, y fue colocando cada insecto, con su nombre y otro dato en un idioma que no entendía (latín).
Día de la exposición, “¿Quién pasa primero?, ¿voluntarios?”, el salón, en silencio, los grillos se escuchan más fuerte que de costumbre, al igual que las moscas.
«Yo», en la puerta Neto con su Insectario, «¿A que hora se entra a la escuela?», pregunta la maestra, » Ocho», responde el estudiante con voz baja y triste, » Muy bien, pasa y explica ojalá valga la pena dejarlo pasar», con voz autoritaria la docente le indica a Neto.
Una hora explicó Neto, sin que nadie lo interrumpiera o peor aún bostezara, la maestra reconocía con asombro el talento de su pupilo, y sin equivocarse el vocabulario científico fue usado, por ejemplo » La Biomecánica del Saltamontes», «¿La bioque de quien?», » Esa palabra no existe»
» Niños guardan silencio y dejen que explique su compañero», en voz alta indicaba la maestra. » Continua Neto», volvió a decir, y a su manera explicaba el porque del salto tan alto en relación con sus patas, el ángulo y distancia recorrida.
El asombro crecía en cada momento para la maestra, salió por el director, y pidió que la acompañara al salón, «¿Reporte?», «¿Accidentado?», preguntaba a la maestra angustiado, enojado, serio el responsable de la escuela.
«¡Venga, apresúrese, es algo increíble!» , arribaron al salón, el director que caminaba con pasos largos y rápidos, se detuvo, vio a los niños en paz poniendo atención, Neto seguía explicando.
«Maestra, esto es un caso de éxito, están promoviendo clubes de ciencia una Secretaría de Innovación, tiene talento, el nombre del niño» decía el director.
» Ernesto», contestaba muy orgullosa de su descubrimiento.
«Muy bien voy a informar a las Autoridades», salía del salón el DIrector con pasos largos rumbo a su oficina.
Aplausos, felicitaciones y el reconocimiento de la maestra hacia Ernesto.
Así fue como Neto, ingresa a los Clubes de Ciencia, y conoció a Lupita, una niña muy inteligente, su campo la herbolaria, una experta en Química de la naturaleza, a Pedrito, muy ingenioso, armaba proyectos novedosos, como su auto impulsado por un alka selzer, a Modesto, hijo de un herrero y aplicaba sus conocimientos en mejorar un volante o rueda, a Tono y Chuy, que se juntaban para desarmar radios, DVDs, TV, para armar otras cosas raras, a Cristina y Daniel, coleccionaban lentes, espejos, para armar telescopios.
Neto, se encontró con más talentos con os cuales compartió sus conocimientos de insectos.
Todos ellos crecieron y los programas fueron incorporando a las comunidades rurales en los distintos niveles educativos.
Con la creación de los Veranos Estatales de Investigación, muchos fueron los estudiantes que se incorporaron a estos, incluyendo a Ernesto ( Neto), quien invitó al presidente municipal y su equipo de trabajo a la presentación de su Investigación, fue el primero de muchos que continuaron su camino. Y por que no posiblemente apareció en el informe de gobierno local como «Caso de Éxito».
Pregunto al lector
¿ Cuántos como ellos conoces?
En alguno se alberga un premio Nobel
¿ Qué opina mi estimado lector?